Qué son los datos públicos abiertos y cómo pueden fortalecer nuestras democracias

Como consecuencia de la expansión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) el dato se está convirtiendo en el nuevo petróleo. Dentro de la estrategia de datos de la Comisión Europea se esboza un escenario para 2025 que parece confirmar esta idea. Entre otras cifras, estima un incremento del 530% del volumen global de datos, un aumento a 829.000 millones de euros en el valor de la economía de datos, un número de profesionales de datos en la UE que dobla el actual alcanzando los 10,9 millones, e incluso se habla de un 65% de población europea que contaría con competencias digitales básicas. 

Con el fin de alcanzar esta nueva ola de transformación económica, política y social, los gobiernos y administraciones públicas están diseñando nuevas estrategias enmarcadas dentro del paradigma de la gobernanza pública inteligente, haciendo un uso intensivo de estas tecnologías disruptivas mediante la utilización masiva de datos.

Sin embargo, no todos los datos forman parte de la misma tipología o cumplen con los mismos propósitos. En el ámbito de la administración pública, nos interesa analizar los datos públicos abiertos (open government data) como una de las estrategias de gobernanza más recientes para impulsar los pilares básicos del gobierno abierto (y de la democracia), a saber, transparencia, colaboración ad intra y ad extra de la administración y el fomento de la participación ciudadana.

¿Qué son los datos públicos abiertos?

Generalmente entendemos por datos públicos abiertos aquellos datos publicados por los gobiernos que son tecnológicamente accesibles para su uso por ciudadanos y grupos de interés y que carecen de restricciones legales, políticas o económicas. De esta manera, estaremos permitiendo que los datos sean reutilizados y su potencial explotado al máximo. Aunque es cierto que actualmente existen diversas definiciones y perspectivas de este concepto, todas están influidas por los 8 principios fundacionales de los datos abiertos, consensuados por un Grupo de Trabajo de Gobierno Abierto en el 2007 en Sebastopol, California.  

Figura 1. Los 8 principios fundacionales de los datos abiertos

Fuente: elaboración propia

Los datos públicos abiertos son publicados por las administraciones a través de portales de datos abiertos, plataformas que apoyan la apertura de información pública, la interacción entre administración y ciudadanía y, de manera agregada, la atención y solución a potenciales necesidades sociales. La implementación de estos portales se ha venido realizando según el nivel de gobierno (estatal, nacional, regional, local, etc.) del cual se publiquen los datos. Así, a nivel europeo existe el European Data Portal desde el que se comparten actualmente 1.359.567 conjuntos de datos de hasta 36 países. Otro ejemplo es datos.gob.es, el portal de datos abiertos del Gobierno de España, que almacena 49.497 conjuntos de datos y provee enlaces directos a más de 300 iniciativas de datos públicos abiertos a lo largo de país. De hecho, desde la propia plataforma se promueve la innovación en materia de apertura de información pública a través del Desafío Aporta, una convocatoria anual que pretende resaltar el valor del dato en distintos ecosistemas. Así, en la última edición se ponía el acento en la educación digital, y el primer premio fue concedido a UniversiDATA-Lab, un proyecto colaborativo de datos abiertos promovido inicialmente por varias universidades públicas de la Comunidad de Madrid (Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Complutense de Madrid y Universidad Rey Juan Carlos).

¿Cómo los datos públicos abiertos pueden fortalecer nuestras democracias?

La apertura de información gubernamental a través de un portal de datos abiertos favorece la transparencia en la gestión y, por lo tanto, el monitoreo del mandato del gobierno. Se trata de una manera efectiva de prevenir y reducir la corrupción institucional, así como una herramienta para la rendición de cuentas. En este sentido, los ciudadanos tienen la capacidad de observar en qué se gastan e invierten los recursos públicos y si se está haciendo conforme a la legalidad vigente. De manera agregada, cabe señalar la necesidad de que esta información publicada sea entendible por el grueso de la ciudadanía para cumplir con su objetivo final, por lo que hemos de apostar por herramientas de visualización de datos que nos ayuden a “traducir” y mejorar la comprensión de la información que las administraciones comparten.

El hecho de que toda esta información gubernamental se publique en formato abierto y sin restricciones de acceso puede fomentar una ciudadanía más informada que esté presente en los procesos de toma de decisiones. Para ello, es primordial impulsar la participación ciudadana, por ejemplo, atendiendo a sus intereses y necesidades con el objetivo de generar un espacio de discusión virtual que permita impulsar demandas y sugerencias de abajo hacia arriba (bottom-up). En la medida en que desde el portal de datos abiertos se fomente esta conversación y más ciudadanos puedan formar parte de ella, más acertadas serán las políticas públicas resultantes.

Los portales de datos abiertos también pueden ser vistos como espacios de innovación a través de los cuales el ciudadano se convierte en coproductor de nuevos servicios y políticas públicas que den solución a problemas sociales. En este sentido, se produciría una colaboración entre administración y ciudadano, quien además de solicitar la apertura de nuevos conjuntos de datos sobre una temática específica, podría ir más allá, reutilizándolos y generando nuevas aplicaciones útiles para la sociedad. Un ejemplo de ello es “Madrid Metro | Bus | Cercanías”, una app disponible en la Play Store desarrollada a través de la reutilización de conjuntos de datos del portal de datos abiertos del Ayuntamiento de Madrid que indica los tiempos de espera, horarios, rutas y paradas del transporte público de la ciudad, así como la localización de las bicicletas de la red de estaciones de BiciMad.

En suma, los datos públicos abiertos ofrecen la posibilidad de alcanzar democracias más robustas sustentadas en la transparencia y rendición de cuentas, en la colaboración e innovación de servicios públicos y en la participación ciudadana. Para ello, se debe aumentar la calidad de los portales habilitando una serie de funcionalidades dirigidas a alcanzar tales metas. Además, son numerosas todavía las barreras que quedan por sortear para explotar al máximo su potencial. Por ejemplo, la modificación de las reglas formales e informales actuales dentro de la propia administración que permitan una apertura más fluida de la información o el diseño de estrategias atractivas para despertar el interés de los ciudadanos por los datos públicos abiertos, algo que abarcaremos en próximas entradas del blog.

Carlos Jiménez Cid. Estudiante del Máster en Democracia y Gobierno. Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Facultad de Derecho, Universidad Autónoma de Madrid.